No te siento

Por qué en tantas ocasiones encuentro la soledad precisamente cuando más acompañado estoy?

Os necesito, no me cabe duda. Estoy porque estás y sobrevivo porque sobrevives... pero son tan pocas las veces que me paro a mirarte, a observarte, a sentirte...

Sé que estás, pero no te veo, no te toco, no te siento.

¿Existo?

Quieta

Volvió a mirar al frente. Nada se movía. Quieta, como el agua a sus pies. Sólo su respiración invisible y el dolor de su pecho, latiendo lejos.

“Si me muevo me muero”. Los ojos de piedra, el acero en el vientre, el rostro helado.

“¡Quieta, estáte quieta!”. Nada se movía ahora. Ningún hombre encima de ella. Erguida junto al banco miraba al lugar por donde él huyó.

“Algún día -pensaba- bajaré la mirada y descansaré en esa hoja. Algún día, pero hoy no. Hoy todavía soy una estatua”.

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