Miró la huella del viento en la arena y sintió sus propias huellas. Pensó en cómo las experiencias vividas van dejando huellas también; unas muy claras, otras no tanto, aunque todas importantes.

Lamentó no poder borrar algunas con una pasada de su mano o un pisotón.

¡Qué placer saldar la cuenta pendiente con su padre o limpiar el recuerdo del primer desamor!

¿Y por qué no? Con unos pasos de baile borró las huellas en la arena…

¡Perdió su identidad!

0 comentarios:

Publicar un comentario