Mis pensamientos van y vienen pero su moño no se mueve. La miro. Ella está intacta. Llevo dos horas mirándola, y no se le ha movido ni un pelo. Dos horas tratando de ver quién hay detrás de esta cabeza que veo altiva, elegante y perfecta, con ese tocado de flores que tampoco se mueven.

Me pregunto qué hace una huertana el día del Bando en el cine y sola… Están las luces a punto de encenderse y pronto le veré la cara. No me he podido concentrar en la película, los brillos de las horquillas me llamaban, me atraían, y la perfección… ¿Quién puede siento tan perfecta estar tan sola en este día y en el cine?

De pronto pienso en mí. ¿Qué hago el día del Bando de la Huerta aquí solo en el cine? Quizá no haya más perfección en este instante, que esta coincidencia… Ella se gira por fin. Él la mira. Y le dice: ¿Qué hacemos tan solos en el cine el día del Bando de la Huerta? Y ella le contesta: ¿Paseamos?

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