Pienso mucho en la puerta que me espera abierta.
Ella no lo entendería porque aún no está despierta.
Cuando duerme no parece saber que lo que ocurre
no lo puede manejar a su placer.
Luego amanece, después respira el aire que la envuelve y
más tarde florece.
No pude esperar a verla buscar el eco que repite algo que se le parece.
Lo único que tengo ahora es el reflejo de su espalda bajo la luna dentro del espejo. Los tambores golpean el pecho de los minutos perdidos. Mientras tanto sigo intentando llegar al lugar donde me escuchen tus oídos.
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