Crearon señales en la tierra que emitían hedores que alienaban.
Los humanos que olían quedaron encantados y brillantes, con sus apariencias pecaron y luego se preguntaban… ¿por qué los gobiernos arribistas nos engañan?
Muchos rondan ahora las calles vacías, tristes, angustiadas y otros siguen sin hacer nada.
Lo que nos queda, sociedades arribistas y gobiernos tarambanas.
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