Tras doce meses y seis días de viaje a través del desierto encontró una fortaleza amurallada que lo separaba del oasis. Se adentró en ella, pero la puerta de salida estaba cerrada con llave. Metió la mano en el bolsillo, sacó la llave, abrió la puerta y pasó al otro lado.

1 comentarios:

  1. Parece mentira pero me sugiere mucho. A veces nos cerramos puertas que creemos difíciles de abrir, pero si de verdad queremos entrar muchas veces simplemente hay que mirar en los bolsillos ;-)

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