También los fantasmas lavan de vez en cuando sus sábanas sudario, esas con dos recortes para ojos inexistentes.

Pero es su desgracia en el otro lado que por más que froten no se desprendan del todo las telarañas, los hilos brillantes de rocío en tendederos abandonados. Las únicas señales que pueden enviar a los vivos y que éstos nunca entienden.

2 comentarios:

  1. Estupendo micro para acompañar a una foto magnífica.

    Mis aplausos a Rosa y Javier. Una amalgama genial de imagen y texto.

    Un abrazo,

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