Cuando era pequeña, algunos de mis sueños tenían un cariz diferente, al estar en ellos lo sabía. Uno que se repitió durante una semana era ir cada día a un mundo subterráneo donde había muchas puertas consecutivas. Yo iba caminando y abriendo, siempre llegaba a una donde abandonaba, me daba miedo. Tenía miedo a lo desconocido, a ir mucho más allá, a perderme, incluso al misterio de estos sueños tan vívidos.

Ahora creo que la vida es como en aquel entonces me decían los sueños, algo mucho más de lo que vemos en la superficie, un misterio. Y creo que también la misma va de puertas. En cada ahora, abrimos una puerta y vivimos lo que hay detrás de ella, sin saber qué hay más allá, para eso tenemos que abrir la siguiente.

1 comentarios:

  1. Gracias Nuria y gracias César, estar en el ahora es una de las lecciones más díficiles de aprender para mí, siempre con la cabeza estoy en el futuro y queriendo saber.Concha.

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