¿Te acuerdas cuando pasábamos la tarde charlando de nuestras cosas?

Tú y yo, ¿te acuerdas? Sentados en aquel banco, rodeados de silencio, quietud… solos tú y yo.

Ahora todos esos momentos se desvanecen y solo queda el silencio, el vacío, la soledad de un amor que quiso pero no pudo.

Cuando paseo muchas tardes por allí todavía me acuerdo de ti, del olor de tu perfume, de tus miradas, de tus manos rozando mis rodillas, de tus besos… me siento en aquel banco y todo se vuelve incierto menos tú.

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