Fe, Feo, Felicidad, Fehaciente, Fetiche, Felpa, Ferricianuro, Fenergan, Fenol, Fed up, Feta…

Fe ¿En qué? ¿En ti? ¿En mí? ¿En el mundo? ¿En qué mundo? ¿Este que derrapa, que desbarra…? ¿Fe en la Vida?

Fe en los desencuentros, en la nada, en el vacío que queda, que duele, fe en esta oscuridad que me rodea ahora, en la penumbra, fe en esta piedra que atasca mi garganta, fe en que mi garganta la mantiene y ya la abraza.

Fe en este nudo que me oprime la barriga. Fe en el fracaso, en caerse, en las magulladuras, fe en la cara empapada en lágrimas. Fe. Fe. Fe. Fe. Fe en que este agujero tiene salida (¿la muerte? ¿la puerta?). Fe en hoy, en ayer, en mañana. En nunca.

Fe en que puedo dar la vuelta aunque me haya vuelto a equivocar. Fe en los errores. En avanzar, en retroceder, en salir rápido de aquí (¿de dónde?); fe en las dudas que habitan cada esquina y acechan al no pararse a respirar; que forman la piedra de la garganta; gris y blanca, redonda, de playa…; que llegan como flechas que apuntan hacia dentro.

Fe en las incertidumbres que me rodean (¿que me sostienen?) Fe en ellas que son tangibles, que son a día de hoy la certeza más cierta que tengo al alcance.

Fe en las intuiciones, mis intuiciones que (me) despiertan. Fe en que este puerto no es al que llegar sino en el que navegar y aprender a (¿no?) naufragar. Fe en que no se olviden de mí. En que esta soledad no me ahogue para siempre. En que encuentre mi camino y mi palabra. En que comunicación y deseo convivan con amor, amistad y alegría. Fe en el tiempo, en mi ritmo y en mi espacio, despacio; en volar.

Fe en que volverá la fe y con ella los colores.

Se abre el telón... el telón, se abre

1 comentarios:

  1. Amor Larrosa-Guerrero23 de julio de 2012, 21:33

    Notas sobre mi fe...
    Este texto, que sentí enhebrar en una puntada espontánea con la imagen que César me proponía, fue escrito hace un par de años para una reunión literaria (no, no era religiosa) en la que la Fe era la temática elegida. Se trataba de leer palabras de otros o aportar las propias que bailaran alrededor del concepto de fe. Boli en la mano y papel en la mesa, esto salió. Como válvula de escape a una ola de angustia que me volteaba en esos días. Me di cuenta entonces de que para mí la fe es la confianza en mí, la validación de mi mirada, la sensación de ser acogida por la vida,... Una especie de optimismo arraigado como metabolismo basal. Un "aunque parezca que todo va mal,... esto mañana se arregla". Ese era para mí, sin saberlo, el sentido de la palabra fe.
    Y en la primera toma de conciencia de que ese optimismo de fondo era parte de un andamiaje protector y no de una intuición certera como creía... el jardín de flores en el que, aún cuando me sintiera mal, me refugiaba se convirtió en un desierto de arena gélida y monocromática.

    Recorrí varias dunas de ese desierto desde aquel 2010. Sigo paseándolo, la arena empieza a estar calentita... empieza a ser agradable... aquí, allá, alguna planta... Y aquel optimismo, ahora sin traje (al desnudo) más sereno, a veces me saluda desde algún oasis temporal con la promesa de salir de entre los bastidores en los que se retiró a clarificarse observando la obra. Con la promesa de volver para reunirse conmigo, cuando esté lista, y acompañarme a habitar juntos la realidad.

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