Un largo día de duro trabajo es una buena razón para volver a casa. No importa que el cuerpo duela, ni que la mirada sea incapaz de ver que la cortina se agita vaporosa al verme llegar.
Ya estoy aquí y todo lo demás, lo que está por venir y lo ya vivido, son los pasos que inexorablemente me llevan a ti, que estás a miles de kilómetros, más allá del mar, esperándome.
Pequeño en extensión y extenso en emoción. Me gusta mucho.
ResponderEliminarA mí me gusta mucho tu comentario Eulalia, breve pero extenso también. Gracias. Luz
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