Cuando Unai murió no hubo quien siguiera su tradición ancestral y necesaria de farero. No tenía hijos, él a su vez era hijo único, y en su árbol genealógico no pudo encontrar rastro alguno de algún familiar con quien pudiera contactar.
La Vida y la Naturaleza se pusieron en marcha para que esa costa tan querida por él no se quedara sin Faro y, sin mas dilación, un Ángel reencarnado en Unai bajó y se puso en el mismo sitio donde estaba el faro…
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