Por ahí llega. Algo reflejado en el agua y ¡zas! Laura sale catapultada a tiempos pasados, a lugares lejanos, a situaciones vividas que se fueron haciendo viejas con ella, que fueron poblando el espacio huidizo de sus recuerdos. Siempre le gustaron los trampantojos, siempre le llamó la atención lo impreciso, lo mágico, lo inexplicable...
La belleza de lo oscuro e indeterminado todavía le subyuga, le sigue y le persigue, la atrapa, la hace suya. No necesita hacerse preguntas, no quiere pensar, sólo sentir… y disfrutar.
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