Cómo olvidar aquel viaje en el que comprendí que aquello que decían de que no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita, era tan real como la vida. Donde no importaba lo que tenían o no tenían para ser felices, fue el viaje de mi vida. En él aprendí a disfrutar de mi vida diaria; este viaje me abrió los ojos y, a la vez, se me abrió el alma.
Al volver me siento mejor conmigo mismo, no sé exactamente a qué se debe, quizás ya no ansíe tener cosas, quizás ya me dé igual lo que tengan los demás, quizás esté en una burbuja en la que solo veo las cosas buenas de la vida, pero tras ese viaje he conseguido mi felicidad.
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