La leve curvatura del horizonte marino delatora de la redondez del planeta, el azul celeste sinónimo de infinito duplicado en el océano, el estruendo primitivo de las olas que contagia efervescencia al flujo sanguíneo, la belleza, la emoción, el sentimiento poético que aflora espontáneo...

Pero ¿qué vive un perro cuando mira al mar?

2 comentarios:

  1. Quién sabe, quizás todo eso que tú has descrito, sin forma definida, sin palabras. Yo amo a los perros porque me hacen sentir parte de un todo armonioso y porque me aceptan dentro de esa aromonía (quería decir armonía, pero la palabra que he escrito mal me parece más exacta).

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  2. Pepa me parece precioso además de romántico e inspirados. Respondiendo a tu pregunta: tendemos a humanizar a los animales, querer saber en qué piensan, qué sienten y aunque la evolución les haya dado las facultades para comunicarse con nosotros, nunca lograremos conocer lo que realmente sienten, al igual que nunca conoceremos con exactitud lo que piensan y sienten nuestros congéneres, aun incluso teniendo la facilidad del lenguaje y la empatía. Pero si nos basamos en energías creo que todo será más fácil.
    En este caso, a mi parecer, la energía del perro es positiva, puede que ahí sentado sin ninguna correa tenga sensación de libertad, quizás este deseando cazar la gaviota que revolotea por el lugar o simplemente descansando en la arena cálida tras una larga carrera. A decir verdad, no importa, la energía que brota es apacible, el fotógrafo y el perro se encuentran en total armonía, aunque nunca conozcamos lo que sintieron en ese momento y no sepáis con exactitud lo que yo siento al contemplar este enhebrado si profundizáis notareis mi sonrisa en la cara y el "buen rollo" del momento. No sabremos lo que vive este perro cuando mira al mar, pero la energía que emana está cargada de paz y "agustismo" (dícese de la acción de estar muy a gusto en un lugar). Gracias a ambos.

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