... a las 6 a.m. con los ojos aún a medio camino entre la calle y la almohada, entre mirar hacia delante y pasear sobre lo que queda atrás... escapaba de los siete bajo cero atrincherada bajo siete capas de lana y fibras; y me preguntaba... ¿vacían las despedidas? ¿qué es vaciar? ¿qué hago ahora con todas estas partes de mí que se quedan aquí dispersas y las de ellos y ellas y ella, esta ciudad, que se vienen conmigo desordenadas?...
Las despedidas vacían una vasija de imágenes, sensaciones, sabores, olores, vibraciones, caricias, silencios, risas, besos, planes...las vacían en mi memoria y la llenan de colores y de vida; y allí quedan como talismanes que hacen recordar que un adiós es un hasta luego (casi) siempre que uno quiera, que me hacen caminar pensando que el siguiente encuentro también merecerá la pena; y la siguiente despedida.
Las despedidas vacían la habitación del ahora y dejan abierta su ventana; por ahí entrarán luz y aire de horas nuevas; y las pasadas darán sentido, cálidas y certeras, a las paredes de la estancia
Amor!!!
ResponderEliminarME alegro mucho de verte por aquí!!
Muy bonito tu relato. Tiene la fuerza de las experiencias vividas!!!
Te deseo mucha suerte, y te seguiré leyendo.
Besos!!
Gracias Mercedes!! Un abrazo
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