Quizás te parezca triste, me ves solitario, sin compañía, cada nuevo día que amanece mis hojas persiguen el sol y mis raíces buscan mi sustento. Tu pensarás que todos los días son iguales para mi, que no tengo una motivación para continuar así de esbelto.
Pero, en realidad, es todo lo contrario, empecé creciendo para ver felices a los muchachos que me plantaron, ese día fué emocionante y me alegré al saber que iba a ser el símbolo de una eterna amistad. Algunos dijeron que era una “chorrada”, pero yo no quería defraudarlos y cada día que pasa me despierto sonriendo para demostrar que perdura la amistad. Pero si algún día esa amistad se rompiera yo no cambiaría mi actitud, seguiría fuerte para hacerles comprender que toda amistad se debería mantener como un árbol y no derrumbarse ante una adversidad, que mañana volverá a salir el sol y seguiremos buscando ese rayo que aparece entre las nubes para seguir creciendo día a día.
Así debería ser la Amistad.
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